El buen tiempo acompañó ayer en la tradicional celebración del Domingo de Ramos y contribuyó a un seguimiento multitudinario en Cerdanyola del Valles, donde se congregaron cientos de personas en la bendición de palmas y olivos y en la procesión de la borriquilla, que recorrió las calles céntricas de la ciudad. La numerosa asistencia a una jornada en la que los actos religiosos se alternan con la celebración lúdica, y en la que los niños tienen especial protagonismo, dio color al domingo.
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